Victor Pérez, Académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez
Este año enfrentamos nuevas elecciones presidenciales e indudablemente, la minería es una carta ganadora que depende de los factores mercantiles y de la política nacional y exterior.
Víctor Pérez, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, precisa en este sentido que: «(…) todas las agendas se enmarcarán dentro de la Política Nacional Minera (PNM) 2050. Hacer realidad la cartera de proyectos mineros que tenemos en la próxima década y que superan los 80 mil millones de dólares, en el marco del aprendizaje y valorización de un modelo de gestión minero productivo y sostenible integrado, es lo que esperamos marque la pauta de los candidatos presidenciales. Y esto pasa por concretar y hacer realidad proyectos mineros, incluyendo el aprovechamiento y la valorización de residuos mineros (relaves, escoriales), fomento de la minería quirúrgica y de precisión para la pequeña minería y proyectos en la gran minería (litio, cobre y otros metales), entre otros. Todo lo anterior, bajo un marco habilitante regulatorio, de infraestructura, de servicios y de capital humano avanzado que permita hacer realidad la agenda minera que quieren impulsar los candidatos presidenciales».
El facultativo, explica que en la última década «la minería chilena entendió que sin la aceptación del territorio y los mercados no hay minería. Pasamos de competir a compartir recursos, y el agua es un ejemplo». En este sentido, la minería comprendió que es un agente de cambio y que es capaz de hacer transformaciones de manera muy significativa en nuestro país. Traccionó en Chile la adopción de energías renovables, el almacenamiento energético, la desalación de agua de mar, la economía circular y gestión de residuos y la formación de conocimiento minero avanzado, entre otros desafíos que aún siguen muy vigentes y pendientes de resolver. «Sabemos que debemos proteger, promover y defender los mercados y también nuestros territorios, sus comunidades y ecosistemas. Aprendimos a que nadie por sí solo puede resolver estos desafíos y que la colaboración y transparencia son fundamentales. Ese aprendizaje se transformó en un nuevo modelo de gestión que integra lo productivo con lo sostenible y que estamos en pleno proceso de adopción en la actualidad», añade el académico UAI.
Nuestra hoja de ruta está bajo el marco de la PNM 2050, que busca una minería moderna, sostenible, competitiva e inclusiva, y que incluye nuestros desafíos en materias de producción de cobre, litio y otros minerales estratégicos integradas en metas ambiciosas en los ámbitos ambiental, social, económico e institucional.
Pérez asegura que los principales desafíos están en lograr un desarrollo territorial equitativo y resiliente desde las zonas mineras, bajo un contexto de mayor productividad y agilidad regulatoria para la minería. «Hay un consenso amplio en Chile y el mundo por hacer más y mejor minería y eso requiere una mayor y profunda modernización tecnológica del sector, con mucha innovación. Debemos tender a minimizar aceleradamente nuestros impactos a través de la gestión transparente de los residuos, consumos y emisiones; junto con maximizar el modelo minero para producir minerales de manera responsable y que son esenciales para los desafíos de la humanidad. Tenemos esa responsabilidad como país minero y que es además un desafío profundamente cultural y que permita revalorizar como sociedad la importancia que tiene la minería, para atraer talentos, ser bienvenidos por los territorios y los mercados y pensar como la minería de los próximos 50 años será distinta a la que vivimos en los últimos 50 años», sostiene.
En los siguientes 2 años, el académico apuesta por ser más competitivos y sostenibles, y eso pasa por ser más ágiles y hacer bien las cosas en lo privado y lo público, en los temas que tenemos que hacernos cargo, que son además sistémicos, y que tienen distintos plazos. En su opinión, los desafíos públicos y privados del sector pasan por demostrar transparentemente a la sociedad de que somos capaces de hacer mejor minería y para eso se deben concretar proyectos que cuenten con esta nueva mirada y validación social.
La estabilidad de nuestra minería, es posible resguardarla si logramos implementar nuestra estrategia minera de forma coordinada, combinando seguridad jurídica, sostenibilidad ambiental, legitimidad social y competitividad económica. «Chile tiene una hoja de ruta ambiciosa diseñada para orientar la minería del país hacia 2050 (PNM) y que fue diseñada, oficializada e implementada por 3 gobiernos de distintas orientaciones políticas, y eso, es clave. Sabemos dónde queremos llegar, estamos evaluando logros y retrasos, y eso genera planes de acción en el corto, mediano y largo plazo en un ecosistema amplio de actores y que sin duda requiere mayor participación, comprensión, conversación y acuerdos con inversionistas, ONGs y comunidades, entre otros actores. Una propuesta minera consistente y que apunta a minería productiva, responsable y sostenible es garantía del suministro de metales que buscan los mercados. Como chilenas y chilenos debemos ser capaces de hacerla propia», finaliza el académico UAI.




