Nadie ha dicho que las transformaciones son sencillas, pero dice el dicho que todo cambio es para mejor. Así lo ha entendido el rubro de la minería, como tantos otros sectores productivos que poco a poco han aceptado esta migración hacia la electromovilidad.
Sin embargo ¿los nuevos profesionales están realmente preparados para el cambio? ¿Se han resuelto todos los pros y los contras en este tema? Hoy hacemos una pequeña revisión al respecto.
Buses eléctricos en el transporte público de la capital de Chile, competencias con vehículos de carrera ampliamente seguidas por la población y la llegada de marcas híbridas o 100% eléctricas que cada vez van ocupando aún más las posibilidades del diario vivir de los chilenos, y habitantes en el mundo.
En un comienzo solo una posibilidad remota, hoy una realidad cada vez más presente. Tanto así, que en Europa ya se aventuran por una fecha al mediano plazo para retirar de circulación la totalidad de vehículos alimentados con otro tipo de energía, como el combustible habitual conocido: bencina o diésel.
Pero ¿en qué medida se ha aceptado esta materia en industrias tradicionales como la minería? Probablemente de mejor forma de lo que imagina. Es tal vez esta la razón que ha llevado a empresas internacionales a apostar por proyectos con vehículos eléctricos, aun cuando por ahora la mayoría tiene que ver netamente con el transporte de los trabajadores fuera de la faena.
¿Ninguna arriesga más? No se ha dicho esto, pues sí hay algunas que se han atrevido a una electrificación también en trabajos dentro de la mina.
Y es que en esta lucha de la industria por causar cada vez un menor impacto ambiental, expertos han asegurado que se pretende dejar poco a poco el uso del diésel en faena, siendo la adopción de la electromovilidad un pequeño gran paso hacia ese objetivo.
Electromovilidad en Chile
Para el Ingeniero Civil Industrial de Universidad de Santiago de Chile, USACH, Paulo Moreno, la gestión de la electromovilidad en Chile está bien encaminada. Esto, porque según asegura “se encuentra sustentada desde la política pública, a partir del año 2017, en donde se han venido definiendo estrategias para trabajar la movilidad eléctrica desde un nivel multisectorial, para, además, poder plantear metas de corto y largo plazo para transformar el parque vehicular del país. De esta manera nace a fines del año 2017 la Estrategia Nacional de Electromovilidad cuyos lineamientos buscan definir acciones para el logro de los objetivos propuestos en relación a la eficiencia energética y la mitigación de gases de efecto invernadero. Esta estrategia genera el establecimiento de metas concretas, acciones y 5 ejes estratégicos en regulación y estándares”.
A su vez, y dentro de la misma línea de políticas públicas, el profesional cuenta que “se anuncia en agosto de 2022 la Agenda de energía 2022 al 2026 cuya función es comprometer, entre otras cosas, los buses eléctricos en las regiones, la infraestructura de la carga pública y la normativa de electromovilidad”.
Pese a que es posible encontrar compañías mineras que actualmente incorporan el sistema a maquinarias como palas y grúas horquillas eléctricas, una de las principales inversiones en esta industria son los buses, los que ocupan un rol relevante considerando que en la subutilización de estos equipos se generan beneficios directos para las comunidades cercanas de donde están instaladas.
Un ejemplo de lo que ya se tiene en el país:
- Angloamerican reemplazó 17 buses tradicionales en 2021, con un plan de reemplazo de 50 buses en total.
- Candelaria implementó un piloto con dos buses eléctricos para el transporte de sus trabajadores.
- Codelco incorporó en 2022 155 taxibuses eléctricos para transportar a sus colaboradores y colaboradoras. Esto representa más del 30% del total de sus buses de transporte de personal, y la mayor flota de buses eléctricos de la minería.
- SQM adquirió 20 taxibuses y 13 buses eléctricos en 2022.
- CMP incorpora buses para el transporte de sus colaboradores y palas eléctricas a sus operaciones en faena.
¿Qué le falta a nuestro país en cuanto a medidas para adoptar este sistema correctamente? Ante esta pregunta el Ingeniero de la Usach plantea que “Falta incorporar a más actores en este ecosistema. Se puede ver claramente que en la formación de capital humano se encuentra en déficit. Hay instituciones que siguen formando técnicos y profesionales con miras a tecnología asociados a motores con combustibles fósiles y no adoptan el cambio en materias de programas ni de mallas curriculares”.
¿Cómo potenciar la electromovilidad en la minería?
Un estudio realizado por la empresa chilena de investigación Phibrand, el Centro Nacional de Pilotaje y la Universidad Técnica Federico Santa María, identificó las condiciones que se requieren para una transición energética eficiente de la minería.
El estudio se basó en testimonios de las grandes mineras como Antofagasta Minerals, BHP y Codelco y proveedores líderes como Finning, Komatsu, Reborn Electric Motors y Linde, detectando que las oportunidades a corto plazo surgen en la fabricación y reconversión de buses, taxibuses y camionetas para transporte de personal; la conversión de buldóceres, excavadoras, retroexcavadoras y motoniveladoras; y el uso de combustibles sintéticos. El servicio de mantenimiento y reparación de estos equipos también surge como un atractivo nicho.
El presidente ejecutivo de Phibrand, Cristián Mansilla, asegura que para consolidar una mayor oferta de electromovilidad para la minería se necesita una oferta diversificada y de menor costo para que las mineras, las empresas de movimiento de tierras y los servicios de transporte de personal, por ejemplo, tengan los incentivos para transformar sus equipos. “No es necesario partir de cero, ya están las maestranzas y los talleres mecánicos en las regiones mineras, y estas tienen las capacidades para prestar el servicio de reconversión. Solo falta que esto se eche a andar” explica el profesional, a lo que agrega que “La colaboración es esencial para el desarrollo de tecnologías, pero también se requieren incentivos económicos para que los proveedores ofrezcan más alternativas y para que a los dueños de equipos les convenga transformarlos. Ese es el eslabón inicial de la transición energética en la minería que no solo considera los equipos móviles, sino también todos los procesos mineros y los servicios de proveedores. En esto se necesita la participación de proveedores, compañías mineras, universidades y el Estado”.
Por su parte, Paulo Moreno observa con buenos ojos que las compañías mineras estén comenzando a adoptar la electromovilidad: “Me parece excelente en cuanto a las posibilidades que tiene la electromovilidad para aportar a poner un freno al cambio climático y ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas, teniendo un tremendo impacto social, disminuyendo los contaminantes asociados a la contaminación del aire, reduciendo el ruido, mejorando la calidad de vida de las personas y la generación de nuevas empresas con energías limpias para el traslado de pasajeros hacia las faenas mineras” asegura el profesional de la Usach.
Electromovilidad al servicio del país
En una publicación realizada por Codelco, cuentan cómo la compañía está implementando un pionero plan piloto de electomovilidad, como parte de su estrategia para desarrollar una minería cada vez más sustentable.
“Este plan piloto consiste básicamente en entender el comportamiento de la electromovilidad en condiciones reales en una operación minera, para poder entender mejor el funcionamiento de la tecnología y aprovechar una oportunidad que es combinar una variable de negocios, con una variable de sustentabilidad” asegura Jaime Rivera, Gerente general de División Ministro Hales.
Por su parte Lindor Quiroga, Gerente general de División Radomiro Tomic explica que “a nuestros clientes no les da lo mismo comprar un cátodo de cobre obtenido dañando el medio ambiente. Entonces, nosotros queremos poner una marca de cobre donde se cumpla con estos requisitos, por lo que para nosotros es valor agregado”.
Según la misma publicación, la electromovilidad también presenta una ventaja adicional para la industria cuprífera, ya que los vehículos eléctricos tienen muchos más componentes de cobre que los convencionales. Según la consultora internacional IDTechEx, en los próximos años la demanda de cobre impulsada por la electromovilidad llegará a 1,74 millones de toneladas para 2027. Es decir, un poco más de lo que Codelco, el mayor productor cuprífero del mundo, produce en un año.
Lo que queda
Son variados los desafíos que vienen en adelante. Antes de tomar una decisión como en Europa, es importante analizar qué pasará con las baterías que deban ser reemplazadas después de sus años de vida útil ¿es posible reciclar o serán un nuevo contaminante? Seguramente en el camino la respuesta será obtenida y poco a poco se irá trabajando en una solución para esta inquietud de muchos.
Para el también Licenciado en Ciencias de la Ingeniería de la USACH, Paulo Moreno, “es un tema que tenemos algo de tiempo antes de que el problema empiece a causar inconvenientes mayores, sin embargo, desde ya se tiene que estar preparado. El crecimiento exponencial de las baterías ligadas a electromovilidad cada vez es más latente”. De todas formas asegura que: “Para poder salvaguardar este tema se crea la Ley sobre la responsabilidad extendida del productor (REP) que establece que los fabricantes de los productos deben hacerse cargo cuando se convierten en residuos y, a su vez, en la regulación que definen las metas de reutilización o reciclaje refiriéndose a economía circular y transformación”. Sin embargo, agrega que “existe una tremenda incertidumbre sobre qué se va a realizar con los residuos de estas baterías. Si la van a enterrar o tratarlas para darles segunda vida. Como medida para estudio me gustaría fomentar de manera masiva el incentivo de recuperación de las baterías de litio asociados a electromovilidad, así como de otros dispositivos, para impulsar la sustentabilidad, fortaleciendo la industria nacional a partir de la investigación, transferencia tecnológica desde la academia que busca separar en un proceso de lixiviación los componentes químicos que se originan de las baterías de litio usadas, dando lugar a un proceso de educación ambiental y de reinserción de segunda vida de las baterías”.
Por otra parte, y tal como se menciona en el punto anterior, surge también la consulta de si los nuevos profesionales de la mecánica ¿están realmente preparados para esta nueva forma de movilización? Son dudas que deberán encontrar una respuesta en el tiempo.
Por lo pronto hemos visto que por el gran uso de litio y cobre, del cual nuestro país es rico, sumado a la reducción en la contaminación e impacto ambiental, es un método que sirve a países como Chile, y también del resto del mundo.